Nuestro mundo...

Con la ilusión prisionera
en las mazmorras de la razón...
Con la libertad anclada
bajo el peso de los aciagos días...
Con las manos encriptadas
en el silencio del corazón...
Con el aliento abatido
por las huellas del olvido...
¡Así, amor, en el camino te encontré
porque estaba escrito en nuestro destino...!
Con la soledad despeñada
en el abismo de la noche...
Con la obstinación de las horas yertas...
Con el frío penitente
que vestía el corazón...
Con el instinto olvidado
del mundo sin amor,
dormido e impenetrable...
¡Así, amor, me hallaste
porque esa era la huella
que alguna vez en un sueño, me mostraste...!
Nuestros mundos construimos,
en este amor presente y eterno,
¡en el que tu cálida voz
me susurra a cada instante: "te quiero"...!;
¡en el que estos ojos de alquimista
se desenfrenan ante la pasión
que en mí despiertas...!
¡"Nuestro"!
¡Nada mío, nada tuyo!
¡Fundidos piel a piel
sintiéndonos piezas compuestas,
almas infinitas de un todo perfecto!...
Todo, amor...
¡todo es nuestro!
en ese Edén donde habitamos
más allá del horizonte...

El mar es una luz que colma las ansias... estos ojos, son sueños que se reflejan en el horizonte y mi voz, una melodía que habla de amor...

REGINA NOCTIS

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