Fharenheit 451

>> 15 julio, 2006

Acabo de terminar de leer esta maravillosa obra literaria, cuyo autor es Ray Bradbury, nacido en Estados Unidos en 1920.
En ella, el autor se refiere al poder de la lectura. Diversos gobiernos dictatoriales han tratado de eliminar este poder, ¿ de qué manera? Mediante la quema de libros, para evitar que la palabra cobre vida y dé lugar al pensamiento reflexivo.
Esta novela, cuyo título hace referencia a la temperatura con la que el papel se enciende y arde, describe a una civilización occidental esclavizada por los medios masivos de comunicación, los tranquilizantes y el conformismo. ¿ A qué suena ésto? Otros autores como Orwell en 1984 y Aldus Huxley en Un mundo Felíz, también abordaron una temática similar.
La acción transcurre en un sombrío y horroroso futuro (no muy distante), en el cual los bomberos ya no apagan incendios, sino que los provocan. El objetivo principal de este cuerpo " de seguridad" es deshacerse de todo aquello que " pueda carcomer los cerebros": los libros.
Está prohibida toda actividad que conduzca a la felicidad, ya que leer es una actividad placentera... y conduce a preocupar "innecesariamente" a las personas, llenando sus mentes de pensamientos efímeros e insustanciales; por lo tanto deben ser eliminadas, estas fuentes de poder, impresas de " ideas peligrosas".
En esta profética visión del mundo, las pantallas de TV son interactivas , insípidas y prometen falsas espectativas a los televidentes.
Montag, su protagonista, se rebelará contra esta alienación y será uno de los tantos que preserven los libros en sus memorias.
En este presente, con menos lectores interesados en lo literario hay responsables visibles y encubiertos. Cuando las editoriales importantes publican sólo a quienes les garantizan ganacias considerables; cuando el chisme suplanta a la historia; cuando cierta crítica unge a escritores intocables y los maestros huyen de la literatura antes que sus alumnos.
¿Dónde está el último bastión del conocimiento? ¿Dónde están los valores culturales, nuestras raíces griegas y romanas?
La lectura y los libros, deben conjugarse , protegerse, estimularse, porque sólo de esa forma podremos salir de la crisis social, espiritual y política. Porque mientras no pensemos y dejemos que todo lo que nos llame la atención sea lo valorable , estaremos donde estaremos y elegiremos a quienes elegiremos como representades de cuerpos "delirantes" y no políticos.
Entre tantos conflictos y contradicciones, existe un territorio llamado libro, en donde el placer, los sueños, la memoria y las ideas conviven y se confrontan a través de las palabras. En sus páginas se mezclan la sensualidad, las pasiones y el lenguaje, vehículo creador, que nos invitan a viajar con sólo cerrar los ojos e imaginar mundos diferentes, donde la imágen no tiene cabida, donde el progreso supera el atraso cultural y nos abre el camino para salir de la barbarie.
Pensemos en esta frase sarmientina " On ne tue point les idées".
El poder de la palabra escrita es virginal, sublime y gigantesca no puede ser aplacada ni exterminada, debemos preservarla para nuestras generaciones venideras...Sinó la defendemos nosotros ¡ nos devoran los de afuera!.

Como una niña asustada
Tú me tendiste la mano.
Me encaminaste por la senda que había extraviado.
Era una inexperta…
Tú paciente…
Sólo reías ante mis yerros con cariño…
Yo comencé a quererte…
Tú, un espectador curioso,
asombrado ante el pequeño terremoto,
te tornaste.
Como un libro... tu corazón, fue abriéndose en cada página
y te transformaste en un conquistador en territorio extranjero.
Aprendí a superar mis temores,
con tu dulce y apacible voz
me abrí paso entre las tinieblas, hasta llegar a tu luz...
¡Héroe que levantas y destruyes Imperios,
ya no temo a nada...
sé que a mi lado estás,
sea como sea!
Eres mi héroe
porque sin pedir nada, sólo y en silencio
lo das todo… por amor…

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