¡Sedúceme!...

¡Sedúceme!...
inquilino de mis besos,
adicto al brillo de mis ojos,
ladrón de mis suspiros,
tan cerca del cielo como del infierno...
¡Sedúceme!...
¡Lléname esta analogía...
desviando mis razones,
sumando sueños a esas ganas
con la pasión que me hace delirar!...
¡Sedúceme!...
¡Clávame atacando sin piedad...
acabando con esta agonía,
que no puedo controlar,
y muéstrame que el amor eres tú!...
¡todo tú!...
¡Sedúceme!...
¡Detén el tiempo con tus labios!...,
¡sujétalo entre tus manos!...,
¡viajemos en cada estrella,
por cada noche...
donde nuestras almas se encuentren
en éxtasis perfecto!...
¡Sedúceme!...
¡Conquístame!...
¡Elévame!...
¡Espérame!...
¡Abrásame con tu lengua de fuego!...
¡Hazme sudar y llenarme de ti!...
¡Quémame que la sangre hierve!...
¡Ahora, amor!...
entre gemido y gemido...
¡enséñame a llegar a la frontera
de tu cuerpo sideral
y a sentir el sosiego de un eclipse sin final de sol y luna,
como lo eterno del amor en una alianza!...

Mi canción sólo sabe que el amor no tiene tiempo ni fronteras, porque va más allá de mi existencia.

REGINA NOCTIS

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