¡Éramos pocos y llegó la cigueña!

>> 17 agosto, 2006

Recuerdan cuando éran niños....y les preguntaban a sus padres, tan inocentemente y dejándolos fulminados y...¡ a quemarropa! -¿ Papá...de dónde venimos?- Y allí, comenzaba el balompié, más o menos en este sentido -¡Pregunta a tu madre, es la que sabe!- y así recurrían a la sabiduría, la diosa del templo hogareño, que les decía-¡Tú , vienes de la cigueña! ¿No , me digan que no se han quedado del todo convencidos?, pero...¿ a quién se lo discutirían?, si era la que supuestamente poseía...¡el don del conocimiento!
Evocando esa situación...decidí escribir una carta a tan noble personaje, que durante siglos y siglos fue el personaje dueño de las " encomiendas bebeniles".


Señora Jefa de las Cigueñas
Correo Aéreo Ultra Express
S/Despacho


Escribo esta carta, con el fin de reclamar varias cuestiones, que al parecer tú no tuviste en cuenta en mi vida planetario-terrícola y cada vez que viniste la líaste mal, yo diría, que si la habías embarrado con una... luego....¡bueno!...¡ahora si te llego a sorprender con otra " encomiendita", no te dejo una pluma en tu contextura plumífera!.
Comenzando con mi triste y desafortunada problemática, te tengo que decir que me trajiste un hermanito ¡horrible! ( tanto que para mirarlo debía colocarme gafas de sol ahumadas), porque mis ojos no soportaban semejante castigo...¡Era llorón! y para colmo cuando lo hacía,¡se enteraban hasta en Alaska! Tenía dedillos que parecían gusanillos y todo el que pasaba con el cabello largo, como lo era en mi caso...¡pobre de mí! , recibía la tortura de la " jalada eterna" y ni te digo, el chistecito ese del beso húmedo, que ¡ufffffff! cada vez que rememoro el único episodio del que me ví, luchando a brazo partido para evitarlo, y lamentáblemente no tuve suerte, pues emprendí carrera rumbo al baño y estuve ...¡horas! intentando desdibujar de mi mente, ese caos, para que no queden secuelas en mi psique...
La primer comida, de la que fui testigo en el "teatro de operaciones", ocurrió desagradablemente en mi presencia, en la mesa y mientras saboreaba unas deliciosas albóndigas con arroz y salsa. La única que habían puesto en su platillo, sujeto a una goma, ¡para no sé qué!, porque éste " Titán del chupete" lo zamarreaba como si fuera sonajero, fue a parar sobre mi regazo, "pintando de rojo furioso" mi preciosa falda color verde manzana y siguió su camino hasta debajo de la mesada de la cocina ( ¡ que yo... ¡yo! tuve que ir a buscar, cual Indiana Jones en la última cruzada!).
Al comenzar a caminar, comenzaron mis desdichas y males mayores, en forma tan descomunal que cuando le decía ¡no!, largábase a llorar, como si hubieran encendido una sirena de un camión bomba y " la bombero" mayor con mirada tierna decía -¡tú, eres más grande, déjaselo!.¡Ni modo! Con esa voz, me llegaba el llamado de la conciencia y mi paciencia otra vez debía ser ejercitada, ¡aunque con resistencia atroz!.
Durante la adolescencia, el Titán, se transformó en Godzila, ¡entraba!...¡salía!...y para todo hacía ruidos infernales, mientras " alguien" dormía placenteramente, luego de una bacanal nocturna bailable. Mejor ni te cuento los amigos que traía...¡eran un susto a medianoche, para quedar" lela de por vida"! .
Aún así y, al parecer, no conforme con este primer regalo de paracaidista, repetiste la historia ¡ en tres oportunidades más!...
¡Mira que mi mamá no era la única con la misión de poblar este planeta y al parecer tampoco se halla nuestra especie "en peligro de extinción"!.
Espero que te acuerdes de mí, ¡mísera y tan sufrida! .
Aunque de algo estoy muy contenta y por ello esbozo una sonrisina maliciocienta... ¡no fui la única que tuvo que soportar el "traking adventure enfant"!.
Se despide pero no afectuosamente....
Con mi cariño, esperando que estos recuerdos pertenezcan a las hermosas páginas de los recuerdos en el libro de la vida, les envío mis abrazos y besos...
Regina Noctis.

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