Del Quijote a las quijotadas: ¡no nos demos por vencidos ni aún estándolo! ...

>> 26 julio, 2006

En el siglo XVII el Quijote tuvo un éxito inmediato. Estaba en manos de todos y se leía con devoción en las posadas y palacios. Sus fanáticos lectores vieron en él, una parodia de los libros de caballerías, tal como era el objetivo inicial del Manco de Lepanto.
En el siglo XVIII, fue valorado como obra clásica y modelo de lenguaje. Numerosos críticos lo incluyeron en sus anales como creción ingeniosa del ser humano.
Llegando a las postrimerías del siglo XIX, se convierte en símbolo de la lucha del hombre, por defender sus ideologías sin tener en cuenta los obstáculos que en el camino deba sortear.
En nuestro siglo, se presenta la dualidad entre idealismo/materialismo ( el idealismo encarnizado en la figura de Quijote y el materialismo en Sancho Panza) y locura/realidad ( lucha por el amor, la justicia y la libertad, frente a la opresión que ahoga las miserables vidas de los seres humanos).
Mario Vargas LLosa, expresa la siguiente frase con respecto a Quijote :" La modernidad del Quijote está en su espíritu rebelde, justiciero, que lleva al personaje a asumir como su responsabilidd personal el cambiar el mundo para mejor, aún cuando tratando de ponerlo en práctica, se equivoque, se estrelle contra obstáculos insalvables y sea golpeado, vejado, convertido en objeto de irrisión."Esta novela posee lecturas múltiples, así dice González Arrili: " El simple lo goza y el inteligente lo re-crea".Vivimos tiempos en que la vida es un precioso tesoro que debemos cuidar celosamente, preservarla...
Sé que estamos pasando por una historia caótica, donde los botones no los digitamos los simples y esforzados transeuntes, sino personas que están muy por encima , elegidos por voto popular o impuestos en forma enmascarada, ya que la ignorancia crea estas situaciones, donde el " ser" y " parecer" distan abismalmente.En estos momentos debemos ceñir la adarga, calar la celada, empuñar la lanza, montar nuestro rocín para largarnos a acometer gigantes. Generalmente molinos, que nos dejan deshechos, pero no por ello cejaremos con ahínco en intentarlo una y otra vez. Aunque resultemos llenos de moretones, mohinos de espíritu. Estas quijotadas rescatarán la integridad que aún conservamos los seres humanos; nos recordarán que no estamos hechos para lustros apacibles, que no nos dejaremos vencer por democracias fachistas, pseudoliberalismos , falsas especulaciones de juegos políticos entre países que convergen en turbulentos negociados.
¡Luchemos por nuestros ideales, seamos un poco locos y que nuestra locura sea contagiosa!

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