>> 17 octubre, 2006

Mi Califa, esta narradora ansía deleitaros con una nueva narración, de una tierra lejana, tanto que quienes la recuerdan, ¡son pocos!.
En los bosques de Lenga, donde los fuegos peremnes moran, donde los hombres del fuego ya cenizas son...Habshi , un duendecillo solitario y ruidoso, grueso , glotón, invulnerable a las flechas y raudo como el viento del noroeste, deambulaba en noches intrépidas, de luna menguante.
El bosque , fiel testigo mudo, cuyos árboles, las lengas, luchaban por alcanzar el rayo de luz, elevábanse orondos circundados por matorrales de grosellas , fresas silvestres y calafates, del que ya te contaré su historia, pero...¡será en otra oportunidad!...observaba los estragos que el pilluelo hacía.
Este personaje provenía de cada arbol que moría con
los ataques certeros del hacha del leñador, los azotes de mater natura o bien, los incendios que devoraban el halo de vida a pasos forzados.
En su vagabundear, profería gritos que ensordecían y causaban pavor a los habitantes de las estancias. Se sumaba, que con esos gritos, se repetían otros sonidos guturales desagradables, una y otra vez" ¡coob-boob!, coob-boob!". ¡No sólo el susto calaba en los huesos de los estancieros, sino que se alejaban desbandándose hasta que el personaje siniestro se hubiese marchado...!
El tipejo no se alejaba, hasta que no hubiera ocasionado el suficiente estrago considerable a sus ojos. Si, por alguna casualidad, en algún zurrón, olvidasen una cabeza de guanaco, la trozaba con sus manos en dos mitades y devoraba los sesos, ¡manjar favorito del maligno!.
¿Te has dormido, querido Califa? ¡Aguarda, que nos falta un trecho más! ¡Ven, refúgiate en mi seno y...oye mis dulces versos! ¡Tu sueño será de sobremanera placentero ... aún más!
Duerme, mi querido, duerme...
¡Sueña y sé felíz!
Cuando despiertes...
¡Yo estaré junto a ti...!
Susurraré al oído
versos de amor,
murmullos del alma,
caricias al corazón...
Duerme, cariño mío, duerme...
¡Sueña y sé felíz!
Yo velaré tu sueños
¡Sólo deseo estar aquí!...
Duerme, amor mío, duerme...
¡Sueña y sé felíz!
¡Nadie hará ruido...!
El silencio reina donde moras,
La noche está en calma...
La luna alumbra...
¡ya llega el alba!
Duerme, cielo, duerme...
¡Sueña y sé felíz!
En tu rostro enamorado,
advierto el sosiego,
la paz y el deseo,
de poseer en tu espíritu
a una reina en tu reino...
Duerme, Vida mía, duerme...
¡Sueña y sé felíz!
No hay nada en el mundo,
que no haría esta mujer...
por estar a tu lado
¡en cada amanecer!...
¡¡¡¡¡¡¡¡¡Shhhhhhh!!!!!!!! Dejemos dormir al Califa...
Con amor... Regina Noctis

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